Los desafíos tras el Latin America´s 50 Best

Por Pamela Villagra @Villagrita21
Bogotá fue por último año, la sede de los considerados “Oscar” de la gastronomía, los premios The Latin America’s 50 Best Restaurants. Un listado anual que reconoce a los mejores restaurantes de la región y que en esta edición, premió a cuatro establecimientos colombianos: Leo; Villanos en Bermudas; El Chato y Harry Sasson.
Más allá de los criterios que rigen a este tipo de rankings, cada vez más cuestionados por lo difícil que resulta acreditar a “los mejores” en un panorama de restaurantes en crecimiento, lo cierto es que su importancia mediática le permite al país anfitrión posicionarse ante el mundo.
Colombia entendió que la dinamización del sector turístico pasa por la promoción del producto gastronómico, y le apostó a organizar un evento de magnitud mundial, que le ha permitido mostrar la riqueza de sus despensas, tradiciones y cocineros.
Pero, pasado el evento, ¿cuál es el desafío que enfrenta el turismo gastronómico en Colombia?
Lo primero es darle a la gastronomía la importancia que merece, articulando una nueva estrategia que más allá de eventos locales o internacionales, sitúen a la gastronomía como un recurso clave en la propuesta de valor de los destinos colombianos, y lo considere como un segmento de mercado en sí mismo.
La actual campaña “Colombia a la mesa”, ha iniciado un proceso de reconocimiento de valor gastronómico a través de su red de eventos, pero falta que esa información llegue a los operadores turísticos, restauranteros, productores y medios de comunicación. Solo hablando un lenguaje común podremos comercializar de manera eficiente los destinos turísticos desde las cocinas.
Es importante también que la autoridad revise las políticas tributarias que rigen al sector. Si queremos favorecer a una industria que genera empleo, dinamiza el sector agrario, construye identidad y aumenta hasta un 30% el gasto promedio de un viajero, no podemos ahogarlos en impuestos, burocracia y rigidez de contratación.
Sepa usted que la gastronomía ocupa el tercer lugar entre las razones por las cuales los turistas deciden sus viajes, algo que nos obliga a aumentar el nivel, desde el servicio hasta la comida. No estaría de más una certificación de calidad para restaurantes tipo “tenedores”.
Es necesario seguir apoyando a los productores y cocineros jóvenes y mostrarlos en el extranjero, enaltecer a las portadoras de tradición como un valor diferencial en la identidad culinaria del país y creernos verdaderamente que Colombia es sabrosura, volviendo a encontrar platos criollos en las mesas de los mejores restaurantes.