La brecha de género en la gastronomía

La brecha de género en la gastronomía

La sexta edición del Bogotá Wine and Food Festival (BWFF), dedicada a las mujeres en la cocina, ha servido para visibilizar el gastropoder femenino, poco conocido en comparación con la fama de los chefs mediáticos.

Pareciera ser que el catastro de las chefs es tan escaso y limitado, que de cara a congresos, medios de comunicación o eventos, no existen. Algo raro pasa ahí si el recuerdo gustativo más sobroso y emocionante proviene de abuelas o madres, que no de abuelos y padres.  

Ejemplos de desequilibrio entre la presencia femenina y masculina en el gastromundo, abundan. Recordaré tres. En The World 50 Best Restaurants no aparece ninguna mujer. Si este sesgo no fuera suficiente, el afamado listado ha creado un premio para distinguir a la mejor chef, un reconocimiento que separa a las cocineras de sus pares varones.

Otro. En abril pasado, en Marbella, 19 cocineros se reunieron a homenajear al chef del siglo, el francés Jöel Robuchon. Ninguna mujer. 

Por último, hace pocos días un interesante artículo del periodista Diego Salazar planteaba la interrogante: “¿dónde están las mujeres de la gastronomía latinoamericana?”, en clara alusión a la invisibilidad que sufren las chefs en la región. 

Durante los cuatro días de festival, organizado por dos mujeres, Gaeleen e Iris Quinn, conversé con muchas de las protagonistas para conocer de primera mano, si se han sentido discriminadas. Curioso, por decir lo menos, que todas mis entrevistadas  declararon no haberse sentido nunca menos valoradas. 

Nancy Silverston, la reconocida chef estadounidense, comentó que el haber crecido en una familia que nunca hizo diferencias de género, y el hecho de ejercer un oficio en una ciudad tan plural como Los Ángeles, le han simplifcado el camino. Aunque es consciente de la realidad de otras colegas que sí sufren discriminación, y declaró estar en total desacuerdo con categorizaciones de género como los reconocimientos a “la mejor mujer chef”. 

Para Carolina Bazán, chef del restaurante Ambrosía en Chile, es triste que haya pocas mujeres en el rubro, aunque cree que es una realidad que va ir cambiando. “En las escuelas cada día se ven más mujeres, habemos muchas que hemos conseguido demostrar que lo podemos hacer bien y, al mismo tiempo, tener vida propia”.

En efecto, lo planteado por Bazán dice relación con las problemáticas de la conciliación familiar en las sociedades actuales, algo que dificulta la presencia femenina en un oficio con horarios difíciles y jornadas extenuantes.

Coincide con esto la colombiana Antonuela Ariza, chef y copropietaria del restaurante Minimal, una cocina en la cual hay seis mujeres y solo dos hombres. Para Ariza ser mujer es difícil siempre. El talento femenino es amplio y a veces amenaza a los hombres, lo que favorece tópicos y dificulta el empoderamiento femenino. Pone en evidencia también el factor multitarea de la mujer, que es chef, madre, esposa, todo en simultáneo, una realidad que genera diferencias en el grado de expertise al que puede aspirar un hombre, que solo se dedica a cocinar. 

Festivales como estos ayudan a poner de manifiesto el desequilibrio que vive la industria, dan relevancia a historias, emprendimientos y estilos femeninos que, al final, contribuyen a reducir la brecha de género en el mundo gastronómico.

Es de esperar que los medios especializados, inversionistas y marcas vigilen este asunto para que no caiga en el olvido. Las mujeres (y los hombres también), pueden cambiar el mundo desde los fogones, dinamizando la economía doméstica y sentando las bases para una alimentación más sostenible y saludable. 

Pamela Villagra
Cronista Gastronómica
@Villagrita21



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