¡Es hora de volver!

¡Es hora de volver!

Los restaurantes de Colombia, Chile y Argentina, tras seis meses cerrados, reabren sus puertas.

Por Pamela Villagra @Villagrita21

Como cantase el mítico Gardel, “yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno”. Un regreso sin duda extraño, marcado por la ilusión y los nervios; por pensamientos que transitan entre la esperanza y el drama.

Para muchos empresarios de la región no es fácil decidir abrir. Con aforos reducidos que solo permiten atender, de momento, en aceras o terrazas; con la frialdad de un servicio más de corte sanitario que hedonista; entre mascarillas, alcohol gel y distancia social; y con una clientela temerosa y económicamente empobrecida… asusta.

Las cuarentenas en América Latina han sido no sólo las más estrictas sino también las más extensas. Seis meses de parón, de sectores productivos actuando en cámara lenta en un continente sin duda maravilloso, pero precario, que deja inexorables consecuencias sociales, las que se hacen evidentes en las abultadas cifras del hambre y el desempleo.

En ese escenario, son muchos empresarios gastronómicos los que no cuentan con los flujos de caja suficientes para afrontar la reapertura de sus boliches. La matemática no miente y en gastronomía mucho menos, pero un servicio de cuatro a seis personas por turno es insuficiente para mantener la operación de un restaurante. Por eso, los gremios gastronómicos de la región insisten en solicitar ayudas específicas, como adaptabilidad laboral para el sector y extender los periodos de gracia para créditos Covid, conscientes de que la recuperación será lenta.

Con todo, cierto es que tiempo se ha tenido para implementar protocolos, para pensar la jugada, para prepararse. Restaurantes de Europa y también de México y Perú (primeros países es abrir los restaurantes) han servido de ejemplo y análisis. Sin embargo, ya sabemos que la realidad siempre supera la ficción, y que el papel y las tertulias dan mucho de sí pero que, con guitarra en mano, los cantos son distintos.

En el regreso, nobleza e inteligencia obligan más que nunca. A la consabida responsabilidad en el cumplimiento irrestricto de los protocolos de bioseguridad, le siguen una claridad irrefutable en el número y en la gestión de materia prima, proveedores y personal. Es ahora cuando hay que transmitir confianza e innovación; aplicar esos sesudos planes de negocios construidos en cuarentena  y hacerle honor al oficio de cocinar.

Cartas breves; empatía, cocina de temporada, gestión de reserva y relación con la comunidad. Llegó la hora de implementar mejores prácticas; de actuar con mirada local y trabajar como si no hubiera mañana, pues solo así se puede avanzar y contener fracasos.

¡Qué la ansiedad no nos lleve por delante! Esta nueva realidad la construimos entre todos, clientes y restauranteros, con responsabilidad y sinergia, para que nadie deba dar un paso atrás.

Los restaurantes de Latinoamérica vuelven, tímidos pero contentos, para que en ellos celebremos la vida y nos reencontremos con nuestra diversidad y riqueza alimentaria, esa que tanta felicidad y cultura nos ha regalado.

Dicen que esta pandemia nos transformaría en mejores personas. Llegó el momento de demostrarlo.



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